Ya sabemos lo fácil que resulta, actualmente, comprar suplementos vitamínicos. Y, es que, los podemos encontrar con mucha facilidad en farmacias, parafarmacias y en tiendas de dietética.

Por este motivo y debido al ritmo de vida tan acelerado que llevamos, no es extraño que queramos esa comodidad diaria en nuestra forma de alimentarnos y en todo, en general.

Pensémoslo: podemos pedir ropa y comida con un solo click en nuestro móvil, hasta buscar pareja sin levantarnos del sofá.

Son estos factores y otros muchos más, los que han hecho que un 30% de la población española (según datos de la OCU) consuma, regularmente, suplementos vitamínicos y  minerales. Buscar una salud de hierro, sin esforzarse demasiado, es el principal objetivo. 

Sí, has leído bien, buscamos soluciones sencillas y rápidas para combatir nuestro sedentarismo, nuestra perdición por los ultraprocesados e incapacidad de comer de forma saludable y nuestro estrés emocional y laboral.

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¿Hasta qué punto son útiles y seguros estos suplementos vitamínicos?

Es importante no subestimar el papel de las vitaminas y los minerales si buscamos un estado de salud óptimo. 

Si hacemos memoria, nos encontramos con episodios en los cuales las vitaminas han sido imprescindibles para que ciertos déficits no se cobraran la vida de varias poblaciones. 

Ejemplos

Casos como:

  • El de los navegantes que desarrollaron escorbuto por falta de consumo de vitamina C.
  • El raquitismo que causó y sigue causando malformaciones, debido a un déficit de Vitamina D.
  • El déficit de Vitamina A que, en la actualidad, sigue causando ceguera en ciertas poblaciones del mundo. 

Estos son algunos ejemplos de la importancia del consumo de vitaminas y minerales para evitar complicaciones de salud.

Sin embargo, estas situaciones históricas tan complejas no se pueden extrapolar a la situación que vivimos ahora en los países desarrollados. Nuestra amplia disponibilidad de alimentos hace que, de forma natural, podamos cubrir nuestras necesidades de vitaminas y minerales sin recurrir a macrodosis en pastillas.

También es cierto que sí se prescribe consumir ciertos suplementos en grupos de población que necesitan nutrientes específicos como es el caso de:

  • Mujeres embarazadas que deben suplementarse con ácido fólico.
  • Vegetarianos y veganos que deben tomar su dosis de vitamina B12 semanal.
  • O bien personas que, a través de una analítica correspondiente, tienen una deficiencia diagnosticada.

En este sentido, contamos con suficiente evidencia científica que nos asegura que llevando una alimentación saludable y variada de verduras, hortalizas, frutas, proteínas magras de calidad e hidratos de carbono completos e integrales, no tiene por qué producirse ningún déficit de nutrientes. De tal forma que no es necesaria la suplementación de este tipo ni siquiera por «prevenir».

En resumen: si tu absorción y metabolismo no se encuentra comprometido en ningún punto, no es necesario suplementación. Todas las vitaminas y minerales que consumas de forma normal llegarán a tu torrente sanguíneo. 

Además, por si seguías sin creértelo, hay estudios que demuestran que el consumo de ciertos antioxidantes dentro de los suplementos (como es el caso de la vitamina C, E o el selenio), pueden incidir, incluso, en el incremento de la mortalidad.

Efectos de un consumo de suplementos vitamínicos no supervisado ni necesario

Os ponemos varios casos para que podáis entender este enfoque.

En el caso de las vitaminas hidrosolubles (vitaminas del grupo B y C), el exceso de estas es eliminado de forma rápida (mayoritariamente por la orina) a excepción de la B12 que sí que se puede almacenar. 

De este modo, si tienes una alimentación equilibrada, el dinero que te has gastado en la farmacia con estas vitaminas terminará en el inodoro.

Más preocupante es el exceso de vitaminas liposolubles (A, D, E y K). Estas sí se almacenan en el cuerpo y su exceso no se elimina con tanta facilidad. Hay que prestar atención a la suplementación con vitamina K si se está tomando anticoagulantes. Debido a su interacción con esos medicamentos y a la disminución de su efectividad.

Tomados de forma puntual no van a mermar tu salud ni van a aumentar tu mortalidad.

Pero tienes que tener en cuenta que es un gasto de dinero inútil si no tienes un déficit real y diagnosticado.

Seguro que os preguntáis, ¿Cómo puede ser que tengan tantos beneficios cuando hablamos de ellos en un alimento y no tantos cuando los tomamos extraídos y en macrodosis? 

Se barajan varias hipótesis.

Hipótesis propuestas

–        El efecto de las vitaminas o los minerales procedentes de los alimentos es muy distinto al compuesto aislado y purificado. Los efectos beneficiosos no provienen sólo de las vitaminas y los minerales, sino del conjunto de elementos o sustancias bioactivas y fitoprotectoras presentes en la totalidad del alimento.

–        Los estudios que muestran un aumento en la mortalidad utilizan macrodosis (es decir, concentraciones muy superiores a las que consumiríamos a través de la alimentación). Se baraja la posibilidad de que, tomar antioxidantes en exceso puede tener efectos pro-oxidantes e interferir con mecanismos de defensa como la apoptosis (suicidio celular) además de competir por la absorción de otros compuestos.

–        Al parecer necesitamos cierta cantidad de estrés oxidativo para que nuestra fisiología funcione correctamente. Si con el consumo de macrodosis de antioxidantes no permitimos que se de este estrés oxidativo podemos comprometer situaciones como la respuesta inflamatoria o la señalización celular.

En definitiva, el consumo de suplementos vitamínicos específicos o de multivitamínicos no tiene ningún tipo de beneficio si no está justificado, e incluso, pueden llegar a ser perjudiciales si se toman sin supervisión. Tiene todo el sentido del mundo tomar hierro si se sufre de anemia, tomar vitamina B12 en el caso de estar siguiendo una dieta sin alimentos de origen animal o en caso de déficits específicos, confirmados a través de una analítica. 

Deja los ‘por si acaso’ de lado.

“Las vitaminas y los minerales, aislados de los alimentos y administrados como suplemento dietético, no suelen conseguir resultados para la salud similares a los conseguidos consumiendo frutas y verduras frescas.”

Referencias:
  1. Ozben T. Antioxidant Supplementation on Cancer Risk and Concurrent Use of Antioxidants during Cancer Therapy: An Update. Curr Top Med Chem. 2014;15(Dec 29 [Epub ahead of print]):170–8.
  2. Saeidnia S, Abdollahi M. Antioxidants: Friends or foe in prevention or treatment of cancer: The debate of the century [Internet]. Vol. 271, Toxicology and Applied Pharmacology. Elsevier Inc.; 2013. p. 49–63. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.taap.2013.05.004
  1. Dolara P, Bigagli E, Collins A. Antioxidant vitamins and mineral supplementation, life span expansion and cancer incidence: A critical commentary. Vol. 51, European Journal of Nutrition. 2012. p. 769–81.
  2. Jeon YJ, Myung SK, Lee EH, Kim Y, Chang YJ, Ju W, et al. Effects of beta-carotene supplements on cancer prevention: meta-analysis of randomized controlled trials. Nutr Cancer. 2011;63:1196-207. [PMID: 21981610]
  3. David J.A., J. David S, Edward L.Gi, Young-in K, Robert J, R V, et al. Supplemental Vitamins and Minerals for CVD Prevention and Treatment. Vol. 71, Journal of the American College of Cardiology 2018. p. 2570-2584.

 

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